Parece un latiguillo que se repite de manera constante, que las universidades no están produciendo el nivel de investigación necesario, que no tenemos suficiente cantidad de investigadores, que a la mayoría de los docentes no le interesa la investigación, que investigar es un costo y otras afirmaciones. De hecho, hay una cuota de verdad es cada una de ellas. Pero también es cierto es que hay que modificar esta realidad.
La realidad indica que, en Paraguay, se investiga poco, datos que se encuentran disponibles en las mismas evidencias de las universidades o los resultados estadísticos que emite el Conacyt. Producir investigación tiene su complejidad, no caben dudas. Tenemos que saber qué tipo de investigaciones, nivel de capacitación o conocimiento de los docentes para desarrollar investigación debemos poseer para un adecuado acompañamiento de la Institución en el campo investigativo, entre otros considerandos.
¿Por dónde empezar? Se empieza por la misma institución que promueva o apoye iniciativas permitiendo que distintos actores tengan oportunidades. Los docentes o investigadores, en su gran mayoría, carecen de los recursos para poder afrontar estos desafíos. Nos referimos a diferentes recursos como herramientas o instrumentos, materiales, plataformas, espacios adecuados y hasta tiempo para dedicarse.
Pero lo que subyace en verdad, es la poca predisposición que existe en algunas instituciones para poder hacerlo, lo mismo se dice de muchos docentes que, aun teniendo apoyo institucional, no impulsan investigaciones, la falta de claridad de quienes dirigen las unidades de investigación para poder dar los marcos o políticas, planes de trabajo o perfiles. Ni hablar de la falta de conocimiento para diseñar líneas de investigación según las áreas de conocimiento.
Todo esto se ve agravado por la sencilla razón de que no existe una real cultura de la investigación, una cultura que promueva las voluntades y deseos, una cultura que auspicie y premie el esfuerzo de quienes lo llevan a cabo, falta de incentivos o reconocimientos adecuados para el ejercicio del investigador/a.
En UNIDA, estamos trabajando para que esto cambie. Los intentos o trabajos hechos, son un muestrario de actividades que deben potenciarse para alcanzar resultados mucho más competitivos en sus diversos campos del saber. Queremos que nuestros investigadores se sientan estimulados, reconocidos por ese esfuerzo extra, que significa aportar conocimiento. Desarrollar una cultura de la investigación nos compete a todos, sea como docentes, funcionarios, directivos o actores académicos. Investigar no da réditos inmediatos, sus resultados quedan en una fase primaria sin proyecciones que alcancen un nivel de aplicación en la comunidad o sociedad a la que se dirige.
Queremos ser parte de una generación que estimule, provoque y alcance resultados meritorios y reconocibles por la comunidad académica y científica del país. No basta con enunciados, nos debemos a la tarea. La universidad, no sólo por ser uno de sus ejes misionales, debe producir investigación para ser considerada de reconocido nivel a la hora de buscar reconocimiento.
Este “querer hacer” tiene una manera de hacerse y es teniendo objetivos claros, convicciones, equipos y un plan de trabajo. Queremos apoyar esa cultura de cambio, saber dialogar para encontrar el camino adecuado. Las diferentes unidades académicas, deben fomentar o incorporar estos buenos hábitos. Deseamos pedir a nuestros docentes que quieran trabajar en investigación, que se acerquen, nos avisen, tenemos sumo interés en escucharlos para discutir o estudiar posibilidades de que muchas de esas investigaciones, se transformen en proyectos y presentarlos a la comunidad, sean en forma de publicaciones, proyectos o patentes según corresponda. Queremos trabajar duro en este sentido. Este espacio se ha creado para transversalizar conocimientos, acercar expertos en diferentes áreas que puedan sumar potenciales logros. Con decisión, seguramente alcanzaremos mejores resultados.
Un cordial saludo
Dr. Juan A. Beranger
Vicerrector de Investigación y RRII