El año inicio con un llamativo caso de un joven deportista que se desploma en medio de un partido, requiriendo la asistencia médica y maniobras de resucitación cardiopulmonar. Se trata del joven de 24 años Damar Hamlin quien durante un partido de la NFL, luego de recibir un fuerte golpe en el centro de su pecho, presento un paro cardíaco.
Luego del golpe el joven se levanto por un minuto, para luego caer desplomado en el césped. Aquí se inicia su lucha por la vida. Su pérdida de conocimiento pudo deberse a muchas causas pero en su caso fue debida a un paro cardíaco, situación en donde el corazón deja de bombear sangre y se genera una falta de oxígeno que primeramente (aunque no solamente) afecta al cerebro (que se apaga) y al corazón. Al apagarse el cerebro se pierde el control sobre los músculos, se pierde el conocimiento y se deja de respirar. En los deportistas esta situación suele deberse a un evento cardíaco, usualmente una arritmia, y en con menos frecuencia a sangrados intracerebrales por traumatismo o ruptura espontánea de vasos sanguíneos. Algunos casos notorios de deportistas con arritmias cardíacas durante un partido son los de Sergio Agüero y Christian Eriksen. La descarga simpática durante el ejercicio físico intenso puede favorecer la aparición, en personas predispuestas, de arritmias ventriculares eventualmente mortales.
Las causas de paro cardíaco se dividen en 3 grandes grupos; 1: paro por desorden de la actividad eléctrica (taquicardia y fibrilación ventricular); 2: paro con actividad eléctrica conservada (actividad eléctrica sin pulso, causadas por las “5T y/o las 5H”); y 3: paro sin actividad eléctrica alguna (asistolia). En el caso de Sergio Agüero se produjo una arritmia ventricular (lo más probable una taquicardia ventricular) que no llego al paro cardíaco. En el caso de Christian Eriksen se produjo un paro cardíaco por la arritmia pero a diferencia del caso de Damar Hamlin, fue espontánea. El caso de Damar Hamlin que ocurrio luego de un golpe directo en el pecho. Casos similares se han reportado a lo largo de los años, incluso a nivel nacional. En todos estos casos hay factores en común que el ojo del médico con cierta experiencia puede ver, se trata de golpes en el pecho en pacientes varones jóvenes. EL nombre de esta situacion es commotio cordis o conmoción cardíaca.
Las fibras musculares cardíacas cuentan con canales iónicos que responden a impulsos eléctricos (responsables del acople excitación-contracción) pero también poseen canales iónicos que responden a cambios mecánicos (responsables de la retroalimentación contracción-excitación). La existencia de estos canales puede inferirse durante las maniobras de resucitación cardiopulmonar en pacientes conectados a un monitor cardíaco cuando por cada compresión cardíaca realizada se constatan cambios en el trazado electrocardiográfico en el monitor. La maniobra de “golpe precordial” se puede utilizar para “desfibrilar” un corazón en ciertas situaciones, demostrando que un golpe cardíaco genera una onda eléctrica. En el caso del commotio cordis si el golpe tiene la energía suficiente (pelotazo, patada, puñetazo) y esta energía es transferida al corazón de forma eficiente (se requiere un tórax elástico, de ahí que es más frecuente en varones jóvenes) y en el momento justo (durante la repolarización cardíaca), se genera un desorden eléctrico tal que el corazón deja de bombear sangre. Esta arritmia se denomina fibrilación ventricular, ya que el corazón no se contrae, sino que tiembla, y lo única forma de revertirla es con una desfibrilación eléctrica. En una desfibrilación eléctrica una corriente atraviesa todas las fibras del corazón al mismo tiempo, aboliendo toda actividad eléctrica con la esperanza que el corazón retome su actividad eléctrica normal ordenada (“reseteo” cardíaco). Es un error conceptual, culpa de falta de información o desinterés por parte de la industria del entretenimiento, creer que la electricidad del desfibrilador enciende al corazón, sino que la verdad es precisamente la contraria.
Al presenciar una persona que de desploma lo primero es constatar si esta consciente o no, y si no lo esta si respira o tiene pulso. Esto se realizo en menos de 15 segundos en el caso de Damar Hamlin. Cabe resaltar que no hace falta experiencia médica para estas determinaciones. Si la persona no respira y no tiene pulso se inicia las maniobras de resucitación cardiopulmonar (RCP) que pueden constar de compresiones cardíacas a un ritmo de 100 por minuto únicamente (resucitación “solo manos”) o combinadas con asistencia respiratoria (2 respiraciones asistidas por cada 30 compresiones cardíacas). Con la RCP se logra que circule nuevamente sangre con oxígeno por cerebro y corazón, prolongando el tiempo que tenemos para resolver la causa del paro cardíaco. La RCP por tanto no resuelve la situación, solo gana tiempo. Iniciada la RCP se debe pedir por ayuda y conseguir a la brevedad un desfibrilador externo automático (DEA). Los DEA son desfibriladores que pueden usar personas sin entrenamiento y que se encuentran disponibles en estadios de futbol, shoppings, bancos e instituciones educativas. El DEA de la UNIDA se encuentra en la sala de primeros auxilios en el área de laboratorios.
El DEA posee dos electrodos autoadhesivos que se colocan en sitios específicos del tórax, seco y desnudo del paciente, y que leen el ritmo eléctrico, determinando si el paciente se beneficiaría o no de una descarga eléctrica. En el caso particular de Damar Hamlin, dado que el paro cardíaco fue por una fibrilación ventricular iniciada por el golpe en el pecho, el DEA ordeno la descarga. Luego de aplicada la descarga se consiguió el retorno de la actividad eléctrica ordenada y del bombeo cardíaco eficiente con la reaparición de pulso palpable. Las guías recomiendan que luego de una choque eléctrico se reanudan las compresiones cardíacas por 2 minutos de forma a asistir al bombeo de sangre debido a que el corazón retorna paulatinamente (y no inmediatamente) a su actividad contráctil normal. Salvo por lo que sucede en las películas, los pacientes no recuperan inmediatamente la conciencia debido a que el cerebro estuvo con poco oxigeno por varios minutos, siendo este tiempo uno de los factores determinantes de la presencia de secuelas permanentes posteriores.
No se puede prevenir todos los eventos de este tipo, pero siempre se debería poder contar con personas que sepan administrar RCP y pidan ayuda de forma a conseguir y aplicar un DEA. Esto supuso la diferencia para Damar Hamlin que a estas alturas ya entrena nuevamente con sus compañeros de equipo.
Este atento a los cursos de RCP/DEA que se realizarán durante este año en la UNIDA.
Si quieres saber más del commotio cordis:
https://www.nejm.org/doi/full/10.1056/nejmra0910111
https://www.ahajournals.org/doi/full/10.1161/circep.111.962712
Autor: Dr. Edgar Alexis Mateos Perazzo