Entender la ética profesional como estandarte de las profesiones modernas requiere previamente entender que profesiones modernas no hace alusión a nuevas tendencias profesionistas desarrolladas en la modernidad, sino a la impronta que ha tomado el ejercicio profesional en la actualidad.
La ética profesional no es un añadido a la profesión, sino algo intrínseco a la misma, que la define, la dota de sentido y justifica su existencia y su valor. Sin ética profesional no habría profesión y no a la inversa (Feito, 2009)
Pensando en la ética como componente de la filosofía y de la sociología, cabe entender que ambas hayan dedicado parte de su estudio a la misma, y así fue mutando el sentido de felicidad implícito hacia el sentido de valor (que no es ajeno a la búsqueda de la felicidad). Así, la filosofía y la sociología moderna plantean la ética como atributo de las profesiones lo que da mayor sentido a la ética profesional justificando así la importancia de su estudio y fomento para la mejor intelección del sentido y alcance de la práctica de las profesiones sobre todo en los tiempos convulsos que corren. Mientras la filosofía cuestiona la práctica de las profesiones y observa los cambios que se han suscitado en el tiempo, la sociología moderna, sobre el punto de la ética profesional la examina como sujetos y grupos que se constituyen en parte de la estructura del mercado laboral, reflexión que valida la tesis de la ética profesional como atributo de las profesiones modernas.
Las buenas practicas éticas validan la importancia social del ejercicio de las profesiones dado que en la actualidad estas se encuentran investidas de una función social (esta es proporcionar el bien y el servicio de la sociedad demanda para su progreso y sobrevivencia, de ahí que sea considerado buen profesional quien por medio de su labor sea capaz de contentar las necesidades vitales del grupo social o algunos de sus componentes.
De todo lo anterior se desprende que en las profesiones modernas deban prevalecer valores, hábitos y prácticas que enaltezcan la función que prestan, considerando que las buenas prácticas profesionales coadyuvan al desarrollo de los derechos humanos a través de la práctica profesional ética.
Todo ello sitúa a la ética profesional como el horizonte donde las profesiones pueden recuperar su razón de ser en la sociedad contemporánea, así como afianzar el reconocimiento y la legitimidad que les ha otorgado una sociedad (Rosales, 2020).
Autor: Prof. Mg. Odet Mestre – Docente de Ética Jurídica