DIFERENCIAS EN EL PROCESO CONTINUO DEL APRENDIZAJE

No es lo mismo alcanzar logros o metas que alcanzar el desarrollo. Para que éste sea factible, debe basarse en un proceso constante. En materia de educación -tomando sólo un ejemplo- los programas de ingreso de docentes deben contemplar periodos de introducción o ejercitación con un tiempo prudencial de capacitaciones básicas o complementarias de manera obligatoria, a partir de sus conocimientos o experiencia previa. Un médico recién recibido no opera sin haber hecho al menos una residencia y ciertas prácticas en compañía de sus mentores. Algo similar ocurre en otras disciplinas donde la mayor experiencia se alcanza en pasantías o ayudantías. Sin embargo, se ha podido observar que una parte importante de los docentes accede al aula sin haber tenido esas prácticas (podría decirse que la van adquiriendo motu proprio, con el correr de los años). A su vez y como en todas las profesiones, habrá quienes tengan mayor inclinación por el arte de la materia, otros por la gestión o bien ser facilitadores o guías que acompañen los procesos de aprendizaje de los alumnos. Cada uno elige su mejor perfil.

Las mejores performances se logran en base a altas expectativas, motivación, buenos liderazgos, adecuados y actualizados programas y desde ya, de la mano de los mejores docentes. Tampoco escapa, que estos sistemas son procesos largos y constantes. Una buena escuela media depende en parte de una buena escuela primaria, una buena escuela terciaria depende en parte, de una buena base intermedia y así sucesivamente pues, como todo proceso de calidad o de excelencia, se requiere que todas las etapas del proceso alcancen mejores resultados. En síntesis, una planificación continua de la educación debe permitirse que se desarrolle de manera integral (tanto en sistemas públicos como de financiamiento privado) ya que, en un modelo de calidad, no deberían existir grandes diferencias. Esta obra, muy similar en su génesis a una política de Estado, trasciende a una administración temporal y a los gobiernos, el objetivo de la educación debe estar por encima de la coyuntura.

Lo que se puede observar en distintos escenarios y distintas latitudes que además nos permita comparar y hacernos recapacitar es, la tan marcada diferencia que se evidencia en el desarrollo de diferentes países. ¿Qué hace que haya tan notable contraste entre los países? ¿Por qué algunos países se desarrollan y otros no? ¿Por qué algunos países parecen tener un “destino” y otros parecen no encontrarlo? ¿Cuáles son las razones o condiciones para que esto suceda? Estas y otras preguntas similares suelen acaecer al momento de reflexionar sobre las realidades del mundo donde una cantidad importante de países tienen sistemas similares -inclusive con modelos políticos e ideologías distintas- ubicándose entre los de mayor riqueza, producción, crecimiento e inclusive de desarrollo, en tanto otra gran cantidad de ellos, parece no encontrar el rumbo adecuado repitiendo crisis tras crisis en una secuencia interminable de frustraciones. Este escenario, debe hacernos traducir en hechos algunas buenas intenciones. Este proceso integral y continuo de la educación debe ser parte de un objetivo que nuestro país debe priorizar.

Dr. Juan Beranger

Diciembre 2024

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