Caacupé: La mayor fiesta popular religiosa del Paraguay y sus tradiciones

La festividad de la Virgen de Caacupé es una de las celebraciones religiosas más significativas y concurridas de Paraguay, considerada la mayor fiesta mariana del país. Cada año, esta ciudad se convierte en el centro de una gigantesca peregrinación, atrayendo a más de un millón de fieles provenientes de todos los rincones de Paraguay e incluso del extranjero. Los devotos llegan para rendir homenaje a la Virgen, patrona y protectora de los fieles católicos paraguayos, conocida por sus milagros y su profunda conexión espiritual con el pueblo.

Ubicada en el Departamento de Cordillera, a 54 kilómetros de Asunción, Caacupé —cuyo nombre en guaraní es «Ka’akupe»— es la capital espiritual del país. La ciudad, atravesada por la Cordillera de los Altos y conectada a la capital por la Ruta PY 02, alberga la Basílica Menor de Caacupé, un símbolo de fe para Paraguay. Cada 8 de diciembre, día de la Inmaculada Concepción de María, miles de paraguayos llegan a la ciudad, caminando, en bicicleta, carretas o en autobuses, para cumplir promesas, agradecer milagros o simplemente vivir el fervor religioso en la Misa Central, que se celebra a las 7:00 a.m., marcando el punto más alto de esta festividad.

En la explanada de la Basílica y sus alrededores, la algarabía de la feligresía católica llena cada espacio. Las chiperas, santerías y diversos puestos comerciales se preparan para recibir a los visitantes, ofreciendo desde alimentos hasta objetos de devoción. También está el emblemático Tupãsy Ykua, conocido como «el agua de la Virgen,» cuya fuente es visitada por los fieles como símbolo de purificación y renovación espiritual. Este acto de tomar y llevar agua bendita es un rito que muchos consideran esencial para llevar la bendición de la Virgen a sus hogares.

Caacupé es un centro cultural y artesanal, especialmente en el barrio Loma, donde los talleres de cuero, platería y madera pirograbada dan vida a hermosas artesanías. Las guampas y bombillas para mate y tereré, junto con otras creaciones, son testimonio de una tradición artesanal que se transmite de generación en generación. Además, la ciudad cuenta con una orquesta de cámara y un ballet que difunden tanto la música paraguaya como obras universales, enriqueciendo el patrimonio cultural local.

El ambiente previo al 8 de diciembre se llena de preparativos y tradiciones. Los días antes de la festividad, las santeras decoran y visten las estatuillas de la Virgen para ser vendidas a los promeseros, mientras que algunos devotos se reúnen en puntos clave como Kurusu Pablito, un lugar tradicional en el camino de los peregrinos. Se destacan grupos de ciclistas, como el grupo «Joayhu» de la colonia Liberación, quienes viajan cada año desde el Departamento de San Pedro, recorriendo más de 480 kilómetros para cumplir sus promesas, vestidos con atuendos alusivos y en compañía de devotos de otros departamentos.

Entre las tradiciones más antiguas, destaca la de los peregrinos de Valenzuela, en el Departamento de Cordillera, quienes desde hace casi un siglo recorren el camino a Caacupé con sus carretas tiradas por bueyes. Esta práctica, iniciada por Ursulina Vázquez, ha sido transmitida de generación en generación. Hoy, la familia Vázquez, integrada por más de 30 personas, sigue esta costumbre, recorriendo los 50 kilómetros desde la compañía General Díaz de Valenzuela para agradecer a la Virgen.

La festividad de Caacupé no solo es un evento de fe, sino también una oportunidad para que los visitantes disfruten de la variada gastronomía local, que forma parte fundamental de la experiencia. Entre los puestos comerciales que rodean la Basílica, destacan las tradicionales chiperas, quienes elaboran la famosa chipa paraguaya, un pan de almidón y queso que es símbolo de la cocina nacional. Los peregrinos suelen degustar este manjar a lo largo de su trayecto, acompañándolo con refrescantes bebidas típicas. Además, se pueden encontrar otros platillos como el mbeju y el vori vori, que reflejan la riqueza y diversidad de la cocina paraguaya, acercando a los visitantes a los sabores propios de la región y brindando un momento de disfrute en medio de su peregrinación.

Durante la festividad, la ciudad se viste de celeste y blanco, colores de la Virgen, y ofrece múltiples misas diarias que culminan en la noche. La devoción se refleja en cada rincón de Caacupé, donde la espiritualidad, la cultura y la historia se entrelazan, fortaleciendo una tradición que sigue uniendo a los paraguayos en un acto de fe y agradecimiento que perdura a través del tiempo.

La ciudad de Caacupé es un bastión de la identidad cultural paraguaya, donde la devoción a la Virgen se une a una profunda herencia de costumbres y tradiciones. La transmisión cultural ocurre de manera palpable en cada rincón de la ciudad, especialmente durante los días de festividad. Desde las procesiones hasta la decoración de los hogares y espacios públicos en los colores celeste y blanco, Caacupé se transforma en un mosaico de expresiones culturales. Esta transmisión de valores, fe y cultura convierte a Caacupé en un espacio de encuentro y de preservación del patrimonio cultural de Paraguay.

Dr. Alejandro Lezcano

Facultad de Educación a Distancia y Semipresencial

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